

RABÍ AKIVA
Rabí Akiva vivió en uno de los periodos más dolorosos de la historia judía, la destrucción del segundo templo y dominio romano, masacraron y exiliaron a muchos judíos, los que quedaron en Israel sobrevivían a los duros decretos romanos, otros más fueron vendidos como esclavos y terminaban en los circos romanos despedazados por las fieras y a las mujeres las forzaban a prostituirse, pero todo esto junto no era tan preocupante como el riesgo de olvidar la Torah oral de la que depende la correcta interpretación de la Torah escrita y la correcta ejecución de los mandamientos tal cual los recibió Mosheh Rabenu en Har Sinaí de boca de Hashem.
Rabí Akiva había quedado huérfano muy joven, lo que no le permitió recibir educación básica, pues no sabía leer, su padre Yosef era hijo de un converso descendiente de Cícera, rey de Jatzor que fue asesinado por Yael en Jueces 4:21. Iehoshúa abuelo de Akiva llego con la reina Elena a Jerusalem y ahí se convirtió al judaísmo, después de quedar huérfano Rabí Akiva se dedicaba a trabajar cortando árboles o cuidando ganado, creció sintiendo desprecio por los sabios, a los que consideraba arrogantes y desapegados de la clase popular, no creía tan importante el esfuerzo que hacían por preservar la ley, como cada vez que la obscuridad se cierne sobre Israel, Hashem que jamás abandona a su pueblo le otorgo bendición a Rav Yojanan Ben Zakai para obtener una tregua con los romanos y asegurar la ciudad de Yavne como zona protegida para permitir a los sabios de la época establecerse ahí y comprometerse con la misión más importante; definir con precisión las instrucciones para el cumplimiento de las leyes y así no se olvidara la ley oral.
La historia de Rabí Akiva comenzó cuando por recomendación de Horkanos fue contratado por Calva Sabua, un generoso benefactor de Israel que apoyo a la resistencia que se atrinchero dentro de las murallas de Jerusalem hasta que fue destruida por los romanos, su apodo significa “perro saciado” pues su generosidad llegaba incluso a saciar un perro, Horkanos describía a Rabí Akiva como: aplicado, honesto, de gran estatura, y un porte que revelaba su gran fuerza. Calva Sabua tenía una hija llamada Rajel, una joven que a pesar estar rodeados de comodidades no era ajena al sufrimiento de su pueblo, rechazo varias propuestas de matrimonio pues su deseo era encontrar a un hombre que se convirtiera en u8no de los grandes sabios de Israel.
Desde la primera vez que Akiva y Rajel se vieron sintieron admiración mutua, Rajel reconocía la fuerza y talento de Akiva, tenía la seguridad de que si se dedicaba a estudiar Torah podría llegar a ser un gran sabio cada día trataba de convencerlo de entregarse de lleno a estudiar Torah, cada argumento que Rajel le daba a Akiva penetraba en su corazón y lo apegaba a ella como la fuente de sustento de su alma, Rabí Akiva se sentía extrañamente de acuerdo con los sabios cuando antes se oponía a ellos, ahora sentía la urgencia de dedicar su vida al estudio de la sagrada Torah, Rajel logro disuadirlo, enamorándolo de la Torah y redirigiendo sus esfuerzos explicándole que los sabios son el alma del pueblo.
Cada tanto acudía a Rajel con preguntas, esta vez una le inquietaba más que todas, ¿Por qué nos tocó vivir el periodo del exilio? Rajel le respondió: como en Egipto hubo quien nació y murió sin ver la redención, pero sabían que eran un eslabón en la cadena Hashem bendito sea les entrego a sus hijos la Torah y a sus nietos la tierra de Israel, mientras tanto nuestras madres en Egipto animaban a sus esposos con dulzura y amor con firmeza y valor, incluso cuando llevaban a sus hijos al rio para ahogarlos, de ellas tomamos ejemplo hoy para apoyar a nuestros esposos para que preserven la Torah en estos difíciles momentos.
Rabí Akiva conmovido dijo, sin tan solo tuviera una mujer con esas virtudes yo me dedicaría sin preocupaciones al estudio de la Torah, aunque me faltara lo más básico, Rajel le contesto si yo tuviera la esperanza de que serás un gran sabio algún día yo me casaría contigo, entonces ambos decidieron casarse. Esta decisión conmociono al padre de Rajel quien la despidió de su casa con solo lo que traía puesto.
La pobreza no desanimaba a la pareja sobrevivían de trabajos eventuales de rabí Akiva y de lo que Rajel ganaba de la venta de sus vestidos y joyas, quien la veía no la reconocía, pero Akiva debía iniciar sus estudios, así que fueron a la ciudad de Ganzu y se entrevistaron con Rav Najum Ganzu llamado así por su lema ante toda situación en la vida “Ganzu le tova” “incluso esto es para bien”, Rajel hablo con el Rav pues aquí no está acostumbrado a tratar con los sabios, el Rav se impresiono de ver a la hija de un noble, en un estado tal de pobreza, le pregunto, ¿Cómo sobrevivirás? Rajel le contesto yo sustentare mi caza de la venta de mis vestidos para que mi esposo se dedique en cuerpo y alma al estudio de la Torah.
Rabí Akiva fue admitido por el mérito de su esposa, quien renuncio a la riqueza para dedicarse a apoyar a su esposo, Rabí Akiva lleno de alegría no sentía pena de que sus compañeros fueran niños, el con entusiasmo tomaba cada letra como venía, palabra por palabra, línea por línea, Rajel trabajaba duro para sustentar su casa, pasaba los días sentada cociendo vestidos para venderlos y solo se levantaba para preparar la cena para su esposo, ese momento del día cuando se sentaba a la mesa le resultaba tan dulce, Rajel se deleitaba de lo que rabí Akiva le contaba sobre lo que había aprendido… hoy el Rav nos enseñó esto…
Pero algo le preocupaba a rabí Akiva ¿alguien como yo podrá a llegar a ser sabio? ¿podré contemplar algún día la belleza de la Torah. Mientras caminaba le llamo la atención como una gota de agua penetraba en la roca y pensó si esa pequeña gota de agua logro perforar la dura roca, la Torah podrá penetrar mi corazón, desde entonces se dedicó con más fuerza al estudio. Rabí Akiva avanzaba prodigiosamente en sus estudios en contraste con la extrema pobreza en que Vivian. Su pobre choza tenía dos cuartos, uno servía de dormitorio y comedor y el otro como cocina y sala de estudios, no tenían camas, dormían en lechos de paja. Esto anterior le partía el corazón a rabí Akiva ¡como ella dejo la riqueza para apoyarme a mí a estudiar Torah!
Un día recibieron la visita de un hombre que llamo a la puerta para pedir caridad, le pidió un poco de paja para su mejer que acababa de dar a luz, rabí Akiva le dijo a Rajel: dale un poco de paja, Rajel tomo sus ahorros para la semana y se los dio al pobre, este pobre era el profeta Elías. Rabí Akiva tuvo dos hijos Iehoshúa y Shimón, y una hija de nombre Shulamit. Progreso de manera veloz en sus estudios hasta que fue recibido en Yavne, donde al principio le fue difícil por los toscos modales que tenía. Rabí Iojanán ben Nuri se dedicaba constantemente a denunciarlo, la actitud de Rabí Akiva era de afecto, entre más lo castigaban más los amaba, así fueron los primeros días en Yavne.
Retorno después de 12 años a Korja, regresando con 24,000 alumnos, donde Rajel lo esperaba humildemente, el traía para ella una diadema de oro que tenía la ciudad de Jerusalem grabada, cuando por fin se encontraron él le comento a sus alumnos: todos nosotros nos debemos a ella. Rajel lejos de enorgullecerse le pidió regresar otros 12 años a estudiar.
Los 24,000 alumnos de Rabí Akiva se murieron a causa de una enfermedad epidémica, en el periodo del 1º al 33 del Omer, por eso se instituyo guardar luto en esos días además de estudiar Pirke Avot para mejorar la ética y modales ya que ellos no eran serviciales con su maestro. Una de las características de rabí Akiva es lo que aprendió de su maestro “todo es para bien”. Con entusiasmo reunió más alumnos en su vejez que eran, Rabí Meir, Rabí Nehemía, Rab Yehuda Ben Ylai, Rabí Yose ben Jalafta y Rab Shimón Bar Iojay.
La situación con roma empeoro, al principio de una rebelión rabí Akiva apoyo a Bar Kojba, pero se separaron después de que este no lo obedeció sobre no recibir ayuda de los Kuteos, la revuelta de bar Kojba fracaso cuando los Kuteos lo traicionaron y ayudaron a los romanos a entrar en Betar donde se atrincheraron los judíos, con esta derrota Roma tomo más poder y torturaba a los judíos con terribles decretos; como pena de muerte por estudiar Torah, guardar shabat y practicar la circuncisión, esto obligo a los sabios a ocultarse, rabí Akiva de reafirmo aún más para posteridad conocimientos y para eso reunió a sus cinco alumnos y comenzaron a trabajar en obras de ayuda para las siguientes generaciones, rabí Meir y Rabí Nehemía se concentraron en dejar las bases para las seis divisiones de la Mishná, trabajo comenzado por su maestro, Rabí Yehuda ben Ylai se dedicaba a unir a la tradición con el texto, Rabí Yose ben Jalafta escribió el Seder Olam Raba y el Seder Olam Zuta, y por ultimo Rabí Shimón Bar Iojay se dedicó a preparar los secretos místicos de su obra maga el Zohar ha Kadosh.
Rabí Akiva había llegado a los 119 años y aún era tan sagas y vigoroso, como en su juventud enseñaba a sus alumnos al aire libre bajo una higuera, su amada Rajel ya había fallecido, y se volvió a cazar con Rufina, la esposa de Turnus Rufus quien intento dañarlo por medio de ella pero acabo haciendo conversión al judaísmo, muchas veces las advertencias que le llegaban y le recordaban el peligro que corría por enseñar públicamente la Torah las ignoraba e indiferente a la intimidación y a la pérdida de su propia vida, rabí Akiva seguía fiel al deber sublime de estudiar y enseñar la ley.
En su intento de infundir animo a sus alumnos y al pueblo de Israel, les conto esta historia:
Una vez un zorro vio a unos peces y les sugirió vengan cerca de mi sobre la orilla, en mi campo encontraran refugio, los peces le contestaron: y tú eres la más astuta de las bestias¡¡¡ fuera del agua moriríamos así un judío no puede sobrevivir sin la Torah, aunque corra peligro de muerte.
El 5 de Tishrei fue encarcelado y su esposa llevada ante su antiguo esposo Turnus Rufus, quien después de aplacada la revuelta de bar Kojba tomo valor para recuperar a su ex esposa, Él la amenazaba con torturar hasta la muerte a rabí Akiva sino volvía con él, pero ella no se preocupaba porque sabía que su esposo no temía morir por el honor de Hashem, así que fue asesinada por Turnus Rufus.
Cuenta la Guemará que en los momentos que Rabí Akiva se encontraba en la cárcel, Rabí Iehoshúa lo servía y cada día le traía un poco de agua. Uno de esos días, el guardia de la cárcel, notó que era más agua de lo normal y pensó que quería darle esa agua a Rabí Akiva para cavar y escaparse de ahí. El guardia tomó el agua y tiró una parte al piso. En el momento que Rabí Iehoshúa le dio el agua a Rabí Akiva, este notó que era muy poca agua y así no iba a poder sobrevivir. Rabí Iehoshúa le contó la historia de lo que le había pasado con el guardia. Rabí Akiva le pidió que le dé el agua para lavarse las manos para hacer Netilat Yadaim. Rabí Iehoshúa le dijo: agua para tomar no hay suficiente, para lavarse las manos, con mayor razón no es suficiente. Le dijo Rabí Akiva: ¿qué puedo hacer? Los Jajamim impusieron la ley que es necesario lavarse las manos antes de comer pan; es preferible morir cumpliendo una ley de los Jajamim, a morir traspasando la palabra de mis compañeros los Jajamim.
Finalmente, el día de Yom Kipur Rabí Akiva fue condenado a ser ejecutado, en el horario de decir el Kriat Shemá; era el momento que le estaban rasgando su cuerpo con cepillos de cobre y Rabí Akiva seguía firme y decía el Kriat Shemá con toda su concentración. Lo vieron sus alumnos y le preguntaron ¿Hasta en estos momentos dice Kriat Shemá? Les contestó Rabí Akiva: Toda mi vida espere cumplir este versículo “Amarás a D-os con toda tu alma” (los Jajamim explican este versículo que incluso es necesario dar la vida por D-os), ahora que puedo cumplirlo ¿no lo voy a cumplir? Cuando estaba diciendo el Kriat Shemá, alargó en la letra Dalet de la palabra Ejad, y murió en ese momento. Salió una voz del cielo que decía: Bienaventurado Rabí Akiva que moriste en el momento que decías Ejad.
Escrito por: TUVIA KATS